De encajes y piedras a plumas y flecos: 5 años vistiendo novias
Un recorrido por la evolución de los modelos preferidos por las novias en los últimos años y un adelanto de lo que veremos en 2019.
Así como el mundo de la moda "pret a porter" nos presenta todas las temporadas diferentes elementos que se imponen en las prendas de vestir, marcando una tendencia predominante de qué es lo que se usa (o al menos lo que el mercado nos ofrece), la alta costura también cambia rápidamente y asimismo ocurre con los vestidos de novia.
A pesar de que, si bien se trata de una prenda única, clásica, que se ha usado desde hace miles de año y que tiene la particularidad que su color suele encontrarse dentro de las tonalidades del blanco, un vestido de novia de hace 5 años puede ser completamente diferentes de uno de hace 2 y esté distinto incluso de uno que se usó hace 6 meses.
Es por eso que, en este post, haremos un recorrido de cómo han ido cambiando los modelos elegidos por las novias en lo que han sido los 5 años de existencia de AE NOVIAS.
2013 - 2014: El boom de la pedrería
En años anteriores pensar en vestido de novias normalmente se limitada a una tela de base liviana; gasas o tejidos satinados, combinado con un bonito encaje, que cumplía con el rol de decorar. Pero de pronto aparecieron las piedras, que rápidamente fueron tomando un protagonismo impensado; primero formando bordados en tonos blancos, que acentuaban los diseños de las telas estampadas y poco a poco empezaron a aparecer los dorados y plateados generando fuertes contrastes , principalmente en el top del vestido, que usualmente era de escote abierto.
2015: De "beaded a All beaded"
Una vez que la pedrería encontró su lugar en la moda nupcial, no se limitó a ser un mero decorado de una parte del vestido si no que se apoderó completamente de éste -que pasó a ser confeccionado en telas completamente bordadas-, dando lugares a nuevos modelos que trajeron el revival de una época pasada, "los años 20".
Esta tendencia, trajo también un cambio en los diseños y cortes de los trajes, que pasaron de ser modelos más bien rígidos, que buscan destacar al máximo la cintura y otros atributos femeninos, a vestidos más desestructurados y sueltos, con mangas y cortes tipo blusones, donde lo que se quiere es resaltar lo bonito de la tela en sí, dando a quien lo lleva un aire más bohemio y relajado, pero con la elegancia que evocan estos modelos vintage.
2016: De más a menos
Manteniendo el estilo vintage y la tendencia boho de temporadas anteriores, poco a poco los tules bordados en pedrería fueron haciéndose a una lado para dar espacio a su antítesis en el mundo de los tejidos; sedas completamente lisas y ligeras, que se lucen por la pureza de su materialidad. Así, comenzaron a verse con mayor frecuencia los vestido de charmeusse (seda natural con brillo satinado), de líneas simples y puras, con detalles de pedrería tipo aplicaciones, que adornar el modelo y complementan la elegancia de la tela.
Juntos con los cambios en los tejidos usados, aparecieron también otros escotes y las formas más abiertas fueron siendo reemplazadas por modelos más cerrados y "deportivos", como el famoso escote "halter", que tuvo su boom.
2017: El auge del Slip dress y la aparición de nuevas técnicas de bordado
La tendencia del sencillo vestido de seda liso fue cada vez adquiriendo más fuerza y, para las amantes del minimalismo, éste fue llevado a su máximo expresión dejando de lado todo de tipo de bordado, además de cortes y estructura, transformando el vestido de novia en lo más básico y natural posible, tendencia que se conoce como "Slip Dress". Cabe aclarar que, no por su simpleza se trata de un vestido poco trabajado o informal, si no todo lo contrario, este modelo requiere un alto nivel de prolijidad en su confección, ya que se trata de un diseño que expone la figura de la novia y la calidad de la tela y su trabajo en todo su esplendor.
En cuanto a la pedrería, finalmente comenzó a hacerse a una lado para dar lugar a una nueva técnica; el bordado en hilo, tanto en tonos blancos, plata y oro, como también en colores, generando diseños principalmente florales, tendencia que tomó fuerza en especial en novias que buscaban un modelo más alegre y de día.
2018: Nuevos cortes y diseños limpios
Con el desplazamiento de los bordado como elemento central decorativo del vestido, son los diseños mismos los que vuelven a adquirir preponderancia; de esta forma, a la línea general de estilo minimalista se le agregan drapeados, vuelos, nudos y cintas, que aportan ese "toque especial" a la prenda, reemplazando el decorado de los bordados por elementos que no irrumpen en la estética limpia del vestido y que en general son confeccionados con la misma tela de éste. Aparecen los modelos cruzados, tipo kimono (más conocido como "Wrap dress"), y nuevos cortes que generan formas geométricas, poligonales y asimetrías, dando al vestido un estilo moderno y a veces más formal. Dentro de los escotes el clásico V se asienta como el favorito.
Ahora la pregunta es: ¿Qué nos traerá el 2019?
Ya se vislumbra que poco a poco el minimalismo, su formalidad y su simpleza van haciéndose a una lado y aparecen vestidos más volátiles, de tejidos ligeros y con cortes irregulares, que generan mucho movimiento. Faldas en diferentes capas que combinan distintos tejidos; como sedas satinadas, crepes, gasas, tules y organzas. Flecos y plumas se suman también a esta tendencia, acentuando en los modelos ese aire más bohemio.
Las texturas adquieren gran importancia tanto en las telas bases como en los detalles, donde la tridimensionalidad se impone y los relieves pasan a ser un must de la temporada.
Vuelven los encajes, clásicos como el chantilly o el guipir, se complementan ahora con texturas y bordados, generando contrastes, que se acentúan con el uso de telas bases en tonos nude. A pesar de que los motivos florales siguen siendo los favoritos entre los estampados, nuevos patrones, como diseños con estrellas, aparecen en las pasarelas, para tentar a las más atrevidas.
En cuanto a los escotes, el tradicionales como el V y bote siguen siendo los favoritos, combinados tanto con faldas de mayor amplitud, como con modelos más entallados.